El ciclo abierto con el resurgir de la derecha latinoamericana se presenta como un periodo azaroso, que emite señales equívocas. En este contexto, puede resultar útil pasar revista a algunos elementos que se han mantenido relativamente estables a lo largo del tiempo para, a partir de allí, analizar el margen de maniobra del que dispone el poder institucional no alineado con el gobierno para enfrentar las políticas de ajuste.

Nos centraremos especialmente en los gobernadores peronistas, ya que se trata de actores políticos clave, nodos de poder por sus relaciones con el Congreso Nacional y los intendentes, y porque las provincias tienen a su cargo la mayor porción de las responsabilidades de gestión. Paralelamente, la estructura justicialista se ha mostrado invariablemente mayoritaria en el territorio.

Para entender su conducta nos serviremos de algunos acontecimientos de nuestro pasado reciente que permiten un análisis más claro que la situación actual. Como reza el proverbio chino, quien está en la montaña no puede verla en su totalidad.

Negociar o no negociar

En momentos de confusión la realpolitik parece impregnarlo y explicarlo todo. Hagamos entonces una recorrida por un hipotético manual de política provincial desde una posición utilitaria.

El primer capítulo recomendaría que los gobernadores no enfrenten al presidente mientras éste conserve poder e imagen. Esto se explica por el lugar simbólico y fáctico del primer mandatario y por la imbricación estructural entre la gestión provincial y la presencia nacional, que resulta crítica en la esfera del financiamiento. Es el gobierno nacional el que lidera y fondea vitales programas que llegan al territorio y, principalmente, el que tiene la llave para que provincias -e indirectamente, muchos municipios- puedan pagar salarios a pesar de sus desequilibrios financieros. Para ello habilita el endeudamiento y despliega recurrentes adelantos a cuenta de coparticipación.

Aunque se trata del aspecto central y más conocido, hay otros elementos que empujan en la misma dirección: las obras públicas y demás acciones nacionales en el territorio, por ejemplo, se pueden acelerar o paralizar. Más sutilmente, decisiones de inversión del sector

Ver artículo completo