La posibilidad de mejorar el Estado tiene como requisito previo fundamental la necesidad de construir una conciencia colectiva de respeto por lo público. Esta necesidad se relaciona tanto con elementos que saltan fácilmente a la vista -por ejemplo, la intolerable serie de actos de vandalismo sobre infraestructura estatal, la oposición automática que genera cualquier regulación estatal- como con otros menos evidentes pero igualmente importantes: un ambiente favorable que allane el despliegue de políticas públicas, facilitar la coordinación Estado / sector privado, generar un círculo virtuoso entre la imagen del empleado público y su autopercepción como servidor de la sociedad, etc.

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