Como en una novela de García Márquez, Santiago del Estero evoca a un territorio mágico, en donde todos los hechos, aun los más increíbles, pueden ocurrir. Comprobando este aserto, desfilan por nuestro archivo periodístico docenas de noticias inverosímiles, y mil y una leyendas. Pero detrás de lo que puede parecer pintoresco, se esconde la dilapidación de recursos a través del uso clientear y prebendario del Estado, la censura sobre la prensa y el arte, asesinatos impunes y la participación de personas de círculos cercanos a las esferas del poder provincial en todo tipo de delitos. Después de muchos años, por fin está tomando estado público la otra cara de Santiago.

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