Por Josefina Vaca y Horacio Cao

Una de las características de la Argentina es la de contener territorios con marcadas diferencias en su nivel de desarrollo. Así, pueden distinguirse regiones con población que muestra indicadores de nivel de vida asimilables a los de la periferia europea (por ejemplo, Portugal), mientras que otras presentan guarismos parecidos a los del Africa subsahariana. Esta situación, que viene de larga data, implicó a lo largo de la historia, el despliegue de políticas económicas específicas y arreglos institucionales particulares dirigidos a soldar de alguna manera las profundas asimetrías territoriales.

Dentro de las primeras se destacaban las acciones tendientes a permitir el surgimiento de las llamadas “ economías regionales” . De esta manera, se construyó todo un sistema de subsidios a la oferta que eliminaban la competencia extranjera, que hicieron viables los emprendimientos “ regionales” . En lo institucional, la forma federal de gobierno facilitaba a las clases dominantes de las provincias un espacio desde donde asegurar su supervivencia. Este aspecto estuvo limitado entre 1930 y 1983 por los golpes militares que desnaturalizaban las garantías de autonomía provincial.

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