Cuando hablamos de la gestión de los asuntos públicos aparece de inmediato la cuestión del poder en sus múltiples dimensiones. La gran mayoría de ellas son insoslayables desde cualquier perspectiva de abordaje porque, más allá de cualquier definición conceptual, para un gobierno tener “poder” equivale a “poder hacer” que es una de sus prerrogativas centrales.

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